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ONE SHOT - Ron/Hermione - PM 16 - In Vino Veritas

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Mensaje por Roma Lun 17 Mar 2008 - 19:54

In Vino Veritas


En la oscura penumbra del Caldero Chorreante, él observó fijamente la superficie de la bebida que llenaba su copa... como embrujado por la brillante tonalidad color carmín. Cerró los ojos, recordando la sedosa textura de los labios de ella, brillantes y rojos como el vino en el que intentó ahogarse a lo largo de toda esa noche.

Se sentía borracho... tanto que no lograba recordar adonde se encontraba... o como llegó ahí... ni tampoco el porque decidió llegar hasta el fondo de la botella.

Era un principiante en el arte de las borracheras... y no había ni un alma – en ese lugar – que quisiera escuchar los patéticos desvaríos de un hombre en su deplorable estado

Era solo uno de los tantos clientes, esa noche. La cara oculta debajo de la capucha negra, la espalda encorvada sobre la mesa sucia y maloliente.

Agarró rabiosamente la botella, volcando todo su contenido en la copa... después la dejó caer con gran estruendo en la chimenea mas cercana, sin preocuparse del sobresalto que causó entre los clientes del lugar.

Lo que acababa de ver en Diagon Alley solo pocas horas antes le hizo entender que ya no tenía el control sobre nada... que ella ya no era a su alcance y tal vez jamás volvería a verla, a menos que encontrara la manera de ganarse el derecho a quedarse a su lado... pero tal vez – después de lo de esa tarde... sería demasiado tarde.

Sintió la imperiosa necesidad de analizar sus propios sentimientos, se dio cuenta de que no tenía idea de como hacerlo. ¿Como podía amarla hasta sentir que se desangraba y sentirse un miserable por no poder confesárselo?

Él la siguió, como cada noche, como un cachorro desvalido. Ocultando su identidad bajo una anónima capa negra. La vida fuera de Hogwarts no resultó para nada lo que imaginó.

Para empezar, sus caminos se separaron ese mismo día, en la estación de King´s Cross. Alguien la esperaba en el andén del tren, esa mañana. Ella giró la cabeza y saludó, con un gesto de la mano, antes de desaparecer entre la gente... sin dedicarle una sola mirada... o una palabra de despedida.

Él se quedó paralizado al darse cuenta de que sus vidas tomarían caminos diferentes, que desde este instante, en la vida real, debería inventarse pretextos totalmente nuevos para estar con ella.. La perdió, sin siquiera haberla tenido... y no podía resignarse.

Él, esa noche lluviosa – permaneció debajo de esa ventana, chorreando lluvia y oliendo a alcohol, la espalda apoyada sobre el tronco de un árbol, la mirada fija sobre esa ventana iluminada.

Como embrujado, el caminó hacia esa luz, exaltado y absolutamente aterrorizado ¿como explicaría su presencia ahí... esa noche? y... cosa aun más inquietante: ¿como podría explicársela él mismo una vez que el efecto de la bebida pasara y entendiera la real dimensión de su estupidez?

¿Qué haría ella... esa noche... al verlo asomado a la ventana como un ladrón?

El trepó hacía el árbol y alcanzó la ventana... ansioso de volver a verla... de saber que estaba sola... Buscó frenéticamente una excusa que justificara su presencia ahí.

Pegó la nariz a su ventana, dejando que su aliento empañara el vidrio, y contuvo la respiración: ella estaba ahí, de espaldas, recostada sobre el sillón. Estudió por un largo instante su figura cubierta por una bata blanca, el calido reflejo de sus rizos iluminados por la luz de las velas. Sus pies desnudos, recostados sobre algunos cojines.

Leía... para variar.

Él se apoyó aún más contra el vidrio bebiendo de su imagen... de la manera en que la luz se reflejaba sobre sus piernas descubiertas y entonces, sucedió lo que debía, la excesiva presión de sus manos hizo que la ventana chirriara y se abriera de repente.

Ella se sobresaltó, asustada... cuando el único punto de apoyo de Ron cedió ante la gravedad y él cayó ruinosamente. Él cayó de bruces en el suelo, casi a sus pies.

¡Uh... oh!

Ella lo observó con severidad... como si fuera un niño que acabara de robar la mermelada. Él maldijo por lo bajo al sentir que su cara se encendía como una antorcha... pero no huyó, se quedó ahí, paralizado frente a ella. Cerró los ojos, suspiró profundamente, recuperó el equilibrio sobre sus piernas y se le acercó. Intentando desesperadamente no tambalearse en el proceso.

Ella ostentaba la misma expresión condescendiente estampada en el rostro. Sin decir una sola palabra, pasó a su lado y lo rozó con la evidente intención de volver a sentarse sobre el sillón... él no pudo evitar sentirse ignorado, ante esa actitud.

Antes de que ella pudiera darse cuenta, él extendió una mano y bloqueó cualquier posibilidad de escape, extendió el otro brazo y la rodeó por completo, bloqueándola contra el respaldo del sillón.

Ella lo miró a los ojos con furia. – “Ron... ¿qué haces?”

Él miró, casi hipnotizado el lazo que mantenía amarrada su bata y se dejó llevar por un impulso repentino, una enfermiza urgencia de quebrar el proverbial control de la pluscuamperfecta Hermione y - de paso - descubrir lo que podría haber, debajo de esa prenda.

“Ron ¿estás borracho?”

Él sonrió tontamente y siguió explorando el escote donde se asomaban... prometedores, los pechos de ella, apenas cubiertos por un sostén de encaje. – “Tal vez... un poco.”
-Ron…-
“Shh...” - Murmuró él, cerrando esa suave, dulce boca con un dedo. Muy pronto, la mano dejó la boca de ella para acariciar su cuello y perderse nuevamente en los misterios de su escote.
El cuarto, repentinamente, empezó a perder estabilidad, para Ron... pero el pequeño alarde de valor que lo impulsó a buscarla, esa noche, logró mantenerlo de pie.
La boca de ella se abrió con sorpresa cuando sus dedos alcanzaron el lazo que mantenía cerrada su bata y jaló. Fuerte.
Ella no se movió, no se rebeló, y él se quedó ahí, concentrado en la tarea de deshacer el nudo. Al final, la prenda se abrió y él se alejó para contemplarla, en silencio.
Instintivamente, ella se cubrió con las manos, sonrojándose ante ese atento escrutinio. Él se sobresaltó, sintiendo que repentinamente le faltaba el aire. Se tambaleó, inclinándose hacia ella y cayó sobre sus rodillas, mareado.
“¿Ron?” - Murmuró ella, sin aliento, agachándose a su lado.
En ese instante Ron leyó en su mirada algo que no pudo identificar con certeza. Se dio cuenta con alivio que ella estaba sonriendo y repentinamente, el cuarto empezó a girar otra vez.
“Ron.”- Ella dudó... por un instante.
Y aquí venía. El final de ese pequeño, patético vuelo de su imaginación. Ella estaba a punto de pedirle que se fuera... y que jamás se le ocurriera regresar.

“¿Por qué te emborrachaste, esta noche?”

Él parpadeó. Era lo que él mismo se preguntaba. En realidad... tal vez ese pudo ser el mejor momento para decirle que soñó poder hacer eso desde que dejaron Hogwarts... claro... en sus fantasías él no entraba como un ladrón a su cuarto, no estaba lastimosamente borracho y ella lo acogía en sus brazos besándolo apasionadamente.

La mano de ella acarició su rostro y él cerró los ojos, conteniendo el aliento. Cualquier oración coherente quedó atragantada en su garganta y él se quedó ahí, reteniendo el instante, sintiendo solo el tibio calor de las manos de ella rozándole el rostro, el cuello.

Ella rió suavemente y suspiró. Una de sus manos siguió acariciando su rostro mientras la otra bajó hasta su tórax. Un gemido, profundo y casi agonizante, salió entonces de la garganta de Ron.

Sin abrir los ojos, el extendió una mano buscando su rostro, como un ciego, y con la otra mano la abrazó, apretándola aún más contra él, en señal de aliento, y de plegaria.

“No te detengas... no me dejes... no me despiertes.”

Ella encontró el calor de la piel de Ron debajo de la camisa y le acarició la espalda, después se puso de pie, jalándolo dulcemente para que hiciera lo mismo. Él se acurrucó contra ella dejándose caer sobre el sillón. Acarició sus piernas y respiró suavemente contra la piel de Hermione. Ella, en respuesta, clavó sus uñas sobre los hombros de Ron y se estremeció.

“¿Por qué tomé, dices? Porque me dije que tal vez un poco de alcohol me ayudaría a hacer algo que nunca me hubiera atrevido a hacer si hubiera estado sobrio.” – Se acercó más y ella emitió un gemido. Le besó la parte interior de la rodilla como si la vida se le fuera en ello, lamiéndola dulcemente, como si fuera su boca y Hermione emitió un suspiro...

Y desde ese instante no hubo marcha atrás.

Ella abrió la boca, tratando de retomar el control de su respiración y él se dio cuenta, con una oleada de repentino orgullo, que ella no lograría hacerlo. El corazón de Hermione latió desbocadamente. Sus ojos estaban encendidos por una emoción que él no se atrevió a clasificar... pero se parecía mucho a la incredulidad, a la excitación... al amor.

El silencio envolvió el cuarto y de alguna manera, él sintió que el alcohol empezaba a perder sus efectos. El miedo lo invadió haciendo que perdiera parte del valor que el vino supo darle. Un gesto... una palabra equivocada y todo hubiera acabado ahí, esa noche.

“Sabes que te amo ¿verdad?” – Murmuró ella.

Él se quedó sentado, con la boca abierta, y dejó que el eco de esas palabras lo envolviera. Una vez más, ella acababa de dejarlo sin argumentos.
-¿Ron?-Su voz es apenas perceptible.
“¿Si?” – Dijo, con un hilo de voz.
“Estoy asustada.”
-Hermione.” - Quiso que su voz sonara segura, tranquilizadora, pero solo logró emitir un largo suspiro aterrado. Ánimo... Ronald... solo abre la boca y dile...
-Ron ¿Me besarías... por favor?
“¿Quieres que te bese, Hermione?”
-Sí.-. Ron se acercó aún más. Ella era maravillosamente tibia y real, debajo de él, hecha de carne... sangre y suspiros... esperando que él... que él...
Tragó duramente, sintiendo que cada residuo de control se le escapaba de las manos. Cuando la besó, sus ojos se cerraron y él se detuvo – “¿Hermione?”
“Humm…” – Murmuró ella.
“Abre los ojos.”
Ella lo hizo y por un perfecto instante, sus miradas se encontraron sin máscaras. Torpemente, se unieron en un abrazo desordenado, sintiendo una mezcla de desconcierto y excitación encender sus sentidos. Se estudiaron por largos segundos, bebiendo cada uno de la imagen del otro, como si intentaran recompensarse por todo el tiempo en que se obligaron a mantenerse separados.
Él bajó nuevamente la mirada sobre los senos de ella y dulcemente, los acarició, percibiendo la textura de su piel aterciopelada, el latido desbocado del corazón de ella. Fue como si nunca... antes... se hubieran tocado. Como si fuera su primera vez para todo.
Hermione trazó los contornos de la boca de Ron con su lengua y él se sintió nuevamente borracho.
Profundizó el beso y la abrazó, sin poder creer que ella fuera real... que bebiera de sus labios como si nunca hubiera pertenecido a nadie más.
Y tal vez... para hacer realidad esa historia de amor sin palabras... era todo lo que necesitaban… para quebrar la última barrera.

Y lo hicieron.


FIN

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